Hoy, 14 de abril, se conmemora el 83 aniversario de la proclamación de la
II República Española.
Es una fecha en la que mucha gente sale a la calle, participa en los actos
de homenaje que se realizan por todo el estado, como una manera más de
reivindicar justicia para el pueblo, justicia para la clase trabajadora.
Las realidades históricas que se vivían en 1931 y las que se viven en la
actualidad son muy diferentes. La II República fue proclamada por los sectores
progresistas de la población en aquel entonces (la clase obrera, el campesinado
y la pequeña y mediana burguesía) contra la monarquía borbónica, en un esfuerzo
por superar los vestigios que aún quedaban del sistema feudal, que perduraban
sobre todo en el campo, y por superar también la falta de derechos civiles,
consolidando una república democrático-burguesa.
Pero los derechos conquistados durante este periodo, y especialmente la
fuerza revolucionaria que adquiría cada vez más el movimiento obrero, no podían
ser asumidos por una clase dominante que veía peligrar sus intereses, y que
miraba con terror los enormes progresos del nuevo estado obrero, la URSS. Las
clases dominantes encontraron la salvación en el fascismo, y el 18 de julio de
1936 comenzaba, con el golpe militar, el episodio más trágico de la historia
para la clase obrera y los sectores populares de este país. Miles de
trabajadoras y trabajadores, de estudiantes, de campesinos pobres, fueron
asesinados por el terror fascista, por la bestia que trataba de mantener los
intereses de la burguesía hasta la última de las consecuencias. Desde la A.U.
Miguel Hernández reivindicamos la figuras de todos los héroes y las heroínas
que murieron luchando contra el fascismo y por la clase trabajadora y el
pueblo.
En la actualidad, la realidad que nos encontramos es muy diferente. La
burguesía está totalmente consolidada, el sistema capitalista goza de un enorme
desarrollo de las fuerzas productivas y de los medios de producción, pero que
no es capaz de responder ni siquiera a las necesidades más básicas de los que
todo lo producen, de la clase trabajadora y de los sectores populares, que se
ven despojados de sus viviendas, que no ganan lo suficiente para comer… La
razón de esto la encontramos en que, aunque el trabajo sí que es social, las
mejoras técnicas, el desarrollo de los medios de producción, todos los avances
obtenidos se encuentran en propiedad de unos pocos, de la clase social
dominante.
Por esta razón no vale cualquier tipo de república, por ello es imposible
una “república solidaria”, una “república popular” que no cuestione la
propiedad de dichos medios de producción, que no cuestione la explotación del
hombre por el hombre. No vale sólo con cambiar la apariencia del sistema
capitalista, es necesario, hoy más que nunca, romper con este sistema que ya no
ofrece más avances para la clase trabajadora, es necesario organizarse y luchar
por la destrucción del capitalismo, y por una república que garantice el poder
de la clase obrera y los sectores populares y la autodeterminación de los pueblos, la república socialista.
“Sangre que no se desborda, juventud que
no se atreve, ni es sangre, ni es juventud, ni relucen, ni florecen.” Miguel Hernández
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